En academias de peluquería Cartagena sabemos que la formación de las peluqueras y peluqueros del futuro debe ser integral. Por ello, trabajamos tanto lo estético como lo ético.
Porque en una peluquería o en un salón de belleza hay varios tipos de clientes, una circunstancia que los alumnos de academias de peluquería Cartagena deben tener en cuenta.
Los hay que van a cortarse el cabello o a peinarse sin ninguna otra pretensión. Aunque también es cierto que otros, de la misma forma que tienen su farmacia de confianza, necesitan acudir a una peluquería de confianza.
Son personas que no solo buscan una mejora estética; también algo de afecto y, sobre todo, un confidente que sepa escuchar.
Porque la incomunicación es uno de los males de la sociedad moderna; estamos rodeados de gente, pero son muchas las personas que se encuentran totalmente aisladas a pesar de estar rodeadas de seres humanos.
Un problema que es aún peor es el caso de las personas mayores, sobre todo cuando viven solas; necesitan ir a algún sitio para poder hablar. Al médico, a la farmacia, a la tienda o a la peluquería.
No es que los profesionales del sector de la belleza sean psicólogos, pero sí es cierto que algunos inspiran la suficiente confianza a sus clientes como para que estos les hagan determinadas confidencias.
Comentarios que nunca deben trascender ni ser utilizados, porque hacerlo sería traicionar la confianza depositada. Es algo que siempre debe tenerse en cuenta, porque el respeto al cliente, en tanto que cliente y ser humano, debe ser absoluto.
Todo el mundo debe poder confiar en su peluquería. De la misma manera que los jugadores de fútbol más mediáticos confían en los salones más reputados, las personas de los barrios deben poder confiar en el peluquero de la esquina.
Eso es lo que nosotros inculcamos a nuestros alumnos en la Academia de Peluquería Franchesca.